viernes, 9 de julio de 2010

.::Op::.


La lluvia precipitaba agresivamente a mis pies, cubriendo el espacio que ocupaba al manto mientras la música de Oasis en una canción que no me agrada tanto parecía sincronizada con lo que alcanzaba de percibir del aguacero pusieron calma en ese momento. En días en que la realidad no difiere tanto de los sueños y en días en que los sueños escasos como el pan, en que el reposo muy a pesar del tiempo se consume solo y deja de existir por sí mismo, las perversas reflexiones de Wilde y el humanamente apocalíptico mundo de Orwell, la esperanza, el deseo y las migajas de libertad para saciar un espíritu que se siente atrapado, como un músico esperando lo último de Cat Empire, Ojos de Brujo y Christian McBride rodeado de la decadencia de Shakira y otros tantos que se hacen llamar "artistas", "grandes artistas", "artistas internacionales". Días en los que pesan ciertas canciones, ciertos arreglos, ciertas notas, un acorde o dos, decidir una tonalidad o un intercambio modal, un canon, o las decisiones que en definitiva no tomé y que casi me carcomen los dedos. El sistema desafinado, que lleva a estudios, que suenan mal y lastiman al que escucha esas notas, que sabe apreciarlas, aunque considerando las cosas el declive aun puede ser frenado, aun, con todas las pérdidas en el camino, tomando otra dirección, otras decisiones, el reloj está corriendo y no le pide permiso a nada ni a nadie y apostar a la suerte es la oportunidad (que uno busca) y la preparación que le precede, es una camino cansado, es un viaje que pesa menos acompañado, tristemente, se realiza solo...



Continuará...

No hay comentarios: