lunes, 27 de diciembre de 2010

.::Millas::.

Es agradable un cambio de clima y de ambiente, la enfermedad ayudó a calmar mis acelerados pensamientos y colocar en su lugar las cosas que realmente necesitaba para estas vacaciones, un clima mejor -Toluca está haciendo sufrir a mis mejores amigos con sus inclemencias-, reunirme con la familia, mostrar mis respetos, descansar, meditar acerca de las cosas relevantes en mi vida, el trabajo, la escuela. Los ratos de soledad en el rancho, rodeado de naturaleza y espacios que el hombre respeta en su inmensidad y poder, al menos más que lo que sucede en el puerto y la ciudad, tranquilizan los nervios, la reflexión fluye a cada momento sin reparar en escaces de ideas ni pensamientos, cuando todo parece quebrantarse ante lo inevitable que será la rutina durante el año, una calma de pensamiento tranquiliza hasta la última punta del cabello, no pasa nada, realmente, todo es un momento y todo va bien. Con esto no me refiero a que la vida en este momento sea un manojo de problemas y de situaciones negativas, no, la vida sigue un curso natural, que conlleva al destino que todo ser vivo tiene escrito, la única certeza de expirar, así que lo único que puede ocupar ahora la cabeza es enriquecer el alma a cada paso y a cada suspiro.

Ante la certeza de algo como la muerte (ahora, mañana, pasado mañana, el próximo mes, el próximo año, en 10 años, 5 años antes, 20 después, 40 antes de los 80, o 40 y medio antes d los 81 y medio) solo queda sorprenderse de lo hermoso que es vivir, con sus tropiezos, desvaríos y locuras, de eso se trata, en este viaje las millas de viajero expiran sin aviso...

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