lunes, 1 de junio de 2015

.::lunes de tormenta cuando tocas en un bar:::.

Están los ordinarios lunes en los que muchos al ver reanudarse la rutina laboral o académica, las múltiples expresiones de hastío y contra. Asunto similar en mi talvez porque desde el jueves comienzo a desvelarme y cada vez más. Una vez llegado el domingo muchos de mis colegas músicos están en condiciones en que la mayoría de la gente no se ve, no todos resisten los embates de 3 días constantes de fiesta disfrazada de trabajo. Así entonces los que conozco llegan hoy con lo que que queda de la resaca que un domingo ordinario no alivia, talvez era el domingo lo que seguía de la borrachera y el lunes la penitente resaca rodeada de los recuerdos reconstruidos por unos, contados por otros y el anecdótico de algunas canciones que en lo personal hicieran diferencia. Entonces el lunes no es igual para algunos de mis colegas, que vivimos de noche escuchando las peticiones, quejas y de la gente que asiste al bar a anestesiar los dolores causados por la frustración de las prisiones laborales. Las diferencia es que mis colegas quieren llegar al fin de semana a trabajar, a tocar y aun soportando las vulgaridades de los asistentes al bar (no importando su ubicación en la economía social) es un hecho que uno realmente disfruta los placeres del escenario y que indiscutiblemente es un trabajo divertido, que implica bastantes cosas que muchos no conocen: el aprender a tocar un instrumento (que es uno de los pasos en los que la mayoría desiste) y mejorar la ejecución y conocimiento (donde la mayoría de los que quedaron desisten también) aprender un repertorio (no somos YouTube donde puedes encontrar cualquier canción) además de la paciencia para decirle 5 veces a la chica ebria que pide una canción que no te la sabes seguido de 30 minutos de ignorar a la misma que insiste en que la toques. Seguido de brindis sin sentido por las cosas más insignificantes como el fútbol, algún cliché político y sentir de sed que desemboca en una borrachera progresiva. Y a veces uno puede seguir, sin parar y sin parar y sin parar, tocando, pero uno tiene que detenerse, es por hora y no hay que regalarlo.
Saliendo a veces entre colegas (es mejor entre colegas) simplemente continúa la charla, el brindis e incluso la ejecución, las 6 de la mañana y un fragmento del sol se asoma por la ventana de la casa de algún colega y en ese tramo es momento de dormir porque ya es sábado y en la noche se repite el ritual. Entonces al repetirse una vez que el lunes llega está el trabajo semanal y el estudio… Nadie dijo que fuera fácil…

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